La música al servicio del desarrollo

La música tiene numerosos impactos positivos en el desarrollo global de los niños. Está comprobado que practicarla regularmente durante los primeros siete años de vida, tiene impactos directos en la plasticidad y la conectividad en el cerebro.

¡ Adicionalmente, una experiencia musical en la niñez favorece la sensibilidad y el amor por la música !

Lenguaje

¡ El lenguaje y la música entran por los oídos ! Con la música desarrollamos la consciencia fonológica y el reconocimiento de las palabras. Además, estimulamos la percepción auditiva, la memoria fonológica y el desarrollo de la capacidad de escucha en los niños.

Habilidades cognitivas y creatividad

El aprendizaje de la música tiene impactos en la memoria. Ha sido demostrado que la región del lóbulo temporal izquierdo, el cual está ligado a la memoria verbal, se encuentra más desarrollado en los niños que practican la música de manera regular.

Cuando los niños se aprenden las palabras de las canciones y los gestos que se asocian a éstas, preparan su cuerpo y mente para liberar su creatividad.

Atención y capacidad de escucha

Cuando el movimiento del cuerpo está asociado al sonido, los niños están más atentos en la medida que deben responder con sus cuerpos a los diferentes estímulos sonoros. De esta manera, la atención de los chicos se estimula y se mantiene. Los niños capaces de mantener la atención por más tiempo son por lo general niños que cuentan con un aprendizaje más eficaz en su vida escolar.

Matemáticas y razonamiento abstracto

Diversas investigaciones han indicado que varios componentes de la música contribuyen a un mejor manejo y entendimiento de las fracciones. El razonamiento abstracto puede ser mejorado con el estudio de la música desde la pequeña infancia.

Motricidad y orientación espacial

El aprendizaje de la música tiene impactos a nivel del desarrollo de los planos sensorial y motor, mejorando la planificación y ejecución de los movimientos.

Las actividades rítimicas tienen impactos positivos sobre la inteligencia corporal en la medida en que mejoran la coordinación, el equilibrio, el tonus muscular y la orientación espacial.

Memoria corporal

El movimiento corporal es parte central del proceso de aprendizaje y estimula la memoria. Aprender a través del movimiento físico estimula el cerebro para mejor memorizar y aprender. Cuando todo el cuerpo se activa para aprender, este proceso se transforma en un aprendizaje a vida.

Expresividad e inteligencia emocional

Desarrollar la capacidad de expresar las emociones a través del movimiento y de traducir con el cuerpo lo que el sonido les causa o genera, ayuda a los niños a tener más confianza en sí, desarrollando una expresión corporal más libre y natural. Desarrollar la expresividad de los niños estimula su inteligencia emocional, su seguridad y facilita la interacción con sus pares.

Sentimiento de pertenencia y adaptabilidad

Participar colectivamente en un curso de música, entonar una canción al unísono con nuestros compañeritos, compartir esos momeetos de alegría y compinchería, generan lazos fuertes dentro de la comunidad. Es allí donde nos reconocemos como iguales, somo seres musicales.
Cuando vivimos una experiencia musical dinámica, somos más conscientes de los ritmos y la intensidad. Lo que nos lleva a aprender a seguir la música con el cuerpo y la mente. Esto estimula en los niños su  capacidad de adaptación a la vida social y a las dinámicas de grupo.

Seguridad y confianza en sí

El despertar sensorial es una dimensión esencial al desarrollo del niño, dado que allí se crea su relación con el mundo que lo rodea. El material didáctico, los instrumentos y trabajar con todo el cuerpo, ayudan  a desarrollar el sentido del tacto. Este último procura la confianza y un sentimiento de seguridad en los niños, lo que tiene implicaciones enormes en su comportamiento y en su capacidad de aprendizaje.

Cuanto más pronto la música se integra en la vida de los niños, los impactos a largo plazo, serán mayores.

(CC) 2022 Musicalité

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